Quizá aún no nos suenen términos como flygskam (vergüenza de volar) o smygflyga (volar a hurtadillas). Incluso nos sonarán a chiste, pero la realidad es que en Suecia, país que siempre ha ido un pasito por delante en conceptos medioambientales, hay gente que realmente ha dejado de usar el avión para ciertos trayectos por vergüenza y conciencia ecológica. Además, hace poco vimos cómo Qatar Airways ha cancelado un trayecto de apenas 9 minutos por protestas de ONG y políticos ecologistas.
Pues bien, el último concepto traído de Suecia ha sido köpskam, que se puede traducir como “vergüenza de comprar o consumir” y se refiere a esa vergüenza y sentimiento de culpa que pasa uno mismo cuando compra cosas que no necesita.
Para algunos medios, este köpskam podría extenderse para amenazar la industria y el mercado mundial de la moda, al cambiar los hábitos del consumidor y gracias al crecimiento de la conciencia social.
Moda ética: ecologismo y publicidad
Los últimos datos afirman que consumimos el doble de lo que el planeta puede producir. El cambio climático y la conciencia ambiental están cambiando nuestros hábitos a la hora de consumir cualquier producto y, en el caso del sector textil, se está tendiendo a reutilizar prendas viejas pero aún útiles y buscar prendas de vestir basadas en el estilo y gustos personales de cada uno, en contraposición en “ir a la última moda”.
Campañas publicitarias tan globales y lujosas como las pasarelas de Victoria’s Secret se han cancelado recientemente porque ya no son tan rentables: los consumidores han cambiado sus hábitos.
Muchas compañías son conscientes de este cambio de mentalidad en el consumidor y utilizan otros medios “más naturales” para llegar a sus clientes. El mayor de estos nuevos canales es a través de influencers, para que éstos muestren en sus redes sociales sus prendas de vestir. De este modo, vemos cómo las empresas que siguen el canon de una moda ética se verán mejor a los ojos de los consumidores.
¿Cuántas prendas tenemos los españoles en el armario?
Seis de cada diez españoles tiene más de 35 prendas en su armario, de las que sólo se pone un 30% y compra cada mes ropa y zapatos con un gasto medio de unos 90€. Aún así, la gran mayoría desconoce que el valor de su fondo de armario puede ascender a casi 2.500€.
Según las Naciones Unidas, la industria de la moda produce más emisiones de carbono que todos los vuelos internacionales y los envíos marítimos. Genera ella sola el 20% de las aguas residuales y es responsable directa del 10% de emisiones de CO2 a la atmósfera. Sólo en la fabricación del poliéster, presente en el 60% de las prendas, se emplean cerca de 70 millones de barriles de petróleo anuales.
Dato: ¿Cuántos litros de agua se necesitan para fabricar un pantalón de algodón?
La friolera de 3.117 litros
El reciclaje del textil
Según la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil, sólo se puede reciclar el 20% de los 2 kg de media anual de ropa que tira un español a la basura. Es decir, apenas 0,5 kg por consumidor al año.
Estos restos están destinados al relleno de colchones, a reconvertirse en trapos o en aislantes acústicos o térmicos. A pesar de que España se haya comprometido con la Unión Europea a reciclar 490 millones de kg de prendas de vestir en 2020, los expertos afirman que, en un futuro, los restos de textil acabarán siendo incinerados en vez de procesados para el reciclaje.
¿Habrá llegado para entonces a España el köpskam? ¿Cuál será el futuro real de la industria de la moda?
